Las presiones van por las líneas de los tendones y nervios, logrando un balance entre los
hemisferios del cerebro. Equilibra las energías masculinas y
femeninas. Actúa sobre el sistema simpático y parasimpático, logrando liberar
al cuerpo de las toxinas, emociones y energías que se han quedado acumuladas.
En un plano más espiritual, en los registros que quedaron de ese
masaje milenario, se dice que nos conecta con la verdadera medicina del
universo y de la naturaleza.
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